
Conversar con Vicente Martínez es acercarse a la pasión y el ahínco del artesano. Su taller, repleto de herramientas y creaciones, desprende minuciosidad y cariño hacia el trabajo bien hecho. Este moncadense de 81 años lleva décadas dedicándose al antiguo oficio del luthier, consistente en la creación de instrumentos musicales de cuerda. Como socio fundador de la Unió Musical y músico (tocaba el clarinete), la afición por este bello arte siempre estuvo presente en él. Solo le faltaba desarrollar ese espíritu de creación, que vino de la mano de su hija, Amparo.
Ella escogió como instrumento musical el cello, y fue entonces cuando Vicente sintió el impulso de lanzarse a la aventura de construir su propio instrumento. Artesano de la madera, conocía la técnica para tratar el material. «Me compré un libro sobre Stradivarius, pero estaba en italino y me costaba bastante seguirlo», explica. «Entonces encontré un pequeño manual escrito en castellano y que seguía todas las medidas establecidas por Stradivarius», comenta con ilusión y mostrando ese viejo manual, tantas veces repasado a lo largo de estas décadas. Una vez estudiadas las medidas y procedimientos, realizó su primer cello, su «conejillo de indias». Su hija lo estrenó y, desde entonces, no ha parado de crear nuevos instrumentos.
Cellos, violines, violas e incluso contrabajos han sido sus creaciones, además de restaurar instrumentos de más de cien años. Algunos de ellos los ha vendido, otros regalado y otros tantos han sido para su hija, que actualmente es profesional e imparte clases en la Vall d’Uixó. «No he realizado ningún curso, todo ha sido a través de mi manual y con la experiencia que vas ganando poco a poco», afirma Vicente. Pero ese hecho no ha sido un impedimento para que su trabajo sea de primera calidad. De hecho, son numerosos los músicos profesionales que han requerido sus servicios, según explica con orgullo. Además, durante su carrera ha recibido numerosas distinciones y galardones, como el premio en el Certamen Internacional de Sofía (Bulgaria), donde presentó a concurso una viola en la cual trabajó durante varios años.
Una restauración especial
Vicente Martínez también tuvo el honor de restaurar recientemente un instrumento muy especial: el piano del Mestre Palau, en Alfara del Patriarca. «Cuando vinieron a proponérmelo me caigué el món damunt», explica entre risas el luthier. Fue este un trabajo muy especial y del cual se siente muy orgulloso. «Conocí personalmente a Palau y poder restaurar su instrumento fue todo un honor».
Este artesano también ha restaurado el órgano de la iglesia de Alfara, el anda de Santa Bárbara de Moncada o la imagen de Santa Cecilia de Alfara, entre otros trabajos. «En esta vida he fet de tot», afirma con una sonrisa. Y lo que le queda.
Exposición de homenaje
Ahora se encuentra trabajando en un nuevo cello con un objetivo claro. La Unió Musical de Moncada prepara una exposición de toda su obra, como homenaje a su dedicación y pasión por el oficio. En la muestra se pretende mostrar su primer cello realizado y este último, como testimonio físico de toda una vida dedicada a esta afición.
Hoy, con tres hijos profesionales de la música (Vicente, Álvaro y Amparo) únicamente le queda la «espinita» de haber dominado su instrumento tanto como ellos lo han conseguido. «Puedo decir que he dominado el instrumento, pero a otro nivel», afirma con cierta añoranza.
Nos marchamos y él se queda en su taller, donde continuará trabajando horas y horas con la dedicación y paciencia de siempre.